Yucatan Living

Hacienda Sac Chich

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En el principio
Cuenta la leyenda que la Hacienda Sac Chich fue construida y pertenecía a un general del Ejército Mexicano, un soldado de corazón que construyó su casa de campo para que pareciera un castillo fortificado. Muchos años después, las ruinas de lo que alguna vez fue una hermosa casa fueron redescubiertas y compradas por una ganga por un escultor de Nueva York y su esposa chileno-alemana. Ellos tomaron lo que eran esencialmente ruinas y convirtieron dos partes de una casa, conectadas por un área exterior techada, en un enorme estudio y almacén de un lado, y en un área habitable con dos recámaras, un baño, cocina y sala del otro lado. En el jardín, agregaron una alberca. La parte femenina del equipo original de renovación, Josefina Larraín, más tarde se divorció y se volvió a casar con Salvador Reyes Ríos, el arquitecto de nuestra casa recién adquirida en 2002. Ellos nos invitaron a una fiesta en la hacienda, convirtiendo a Sac Chich en la primera hacienda que tuvimos el placer de disfrutar de cerca.

El evento en cuestión ocurrió en una hermosa tarde de verano, con sillas colocadas en el pasto entre las dos casas. Nuevos amigos y una gran cantidad de desconocidos se mezclaban en el césped, conversando y comiendo. Caminamos por el jardín y entramos y salimos de los edificios, asombrados por los techos altos, los muros gruesos, la estructura de cuento de hadas y los espacios habitables únicos. Caminamos bajo el pasaje arqueado en el jardín, incrustado con un diseño de conchas marinas que sigue ahí hasta el día de hoy. Nosotros (bueno, uno de nosotros) trepamos la chimenea, porque estaba ahí y podíamos, a pesar de las arañas. Nos bañamos en el atardecer y disfrutamos del lento surgimiento de las estrellas mientras la noche tropical caía a nuestro alrededor y las ranas e insectos comenzaban su canto nocturno. Amamos cada minuto y cada rincón de la Hacienda Sac Chich en ese entonces, y francamente, solo se ha vuelto más encantadora con los años.

Ocho años después
Avanzamos ocho años, y aquí estamos de nuevo. Esta vez, la hacienda tiene nuevos dueños, quienes dividen su tiempo entre el norte de California y Yucatán. Ellos contrataron a Salvador y Josefina para renovar las estructuras que no habían sido renovadas anteriormente, y para expandir Hacienda Sac Chich hacia lo que antes eran los campos de secado de la fibra de henequén que se extraía en la casa máquina. Todas las habilidades y la experiencia de Salvador y Josefina se pusieron en práctica aquí, ya que conservaron algunos cuartos, renovaron y actualizaron otros, y finalmente, construyeron una casa completamente nueva en medio de los campos, usando algunos de los materiales y técnicas tradicionales mayas y de la época colonial para crear una obra maestra moderna. En cierto sentido, al mirar alrededor de Hacienda Sac Chich, se puede ver el crecimiento y desarrollo de las habilidades e intereses arquitectónicos de Salvador, y las habilidades de diseño de interiores y jardinería de Josefina.

Media hacienda
Hacienda Sac Chich es en realidad solo la mitad de la hacienda original. La casa principal original tiene un dueño diferente y está separada del tema de este video. Nuestra Hacienda Sac Chich es en realidad la casa máquina, formada en forma de "C", con dos alas cerradas (una para máquinas, otra para almacenamiento) que flanqueaban una plataforma elevada y techada que alguna vez albergó la desfibradora principal (la máquina que sacaba las fibras de las pencas de henequén). Toda esta estructura ha recibido la varita mágica de la renovación arquitectónica, y se ha convertido en una casa de campo con cinco recámaras y cuatro baños, todo centrado en una hermosa área exterior para vivir y comer. En el centro de las dos casas, es posible descansar en una hamaca o en un sillón, sentarse frente a una chimenea al aire libre, o comer en una mesa para doce... todo rodeado de un exuberante jardín decorado con estanques de lirios al nivel de los tobillos, y las mariposas, libélulas y aves que los custodian. Una escalera de caracol cerrada imita el viejo tanque de almacenamiento de agua, proporcionando acceso a un techo acondicionado para observar las estrellas.

Y entonces, cuando crees que ya lo viste todo y es perfecto y, ya sabes, sientes que no tendrías ningún problema en mudarte ahí mismo... entonces miras a través del viejo arco de piedra hacia los antiguos campos de secado. Diriges tu mirada más allá de un campo de pasto perfectamente cuidado, como una cancha de fútbol, hacia una simple cajita de vidrio y cemento al otro extremo. Es dramática, aireada, limpia, suave y pacífica. Por supuesto, tienes que ir ahí. La casa te atrae a cruzar el pasto. Una vez que llegas, y abres todas las puertas corredizas de vidrio, eliminando las paredes hacia el exterior, la casa realmente no te habla. Suspira. Te protege y te reconforta mientras te sientas ahí, escuchando la vida que te rodea a ambos. Es una cajita de joyas, pero tú no eres la joya. Tal vez eres la bailarina en la cajita de joyas, girando pacíficamente en tu mente mientras las aves, insectos, animales, árboles y el viento te serenan con su interminable canción.

El encanto de Yucatán
Incluso cuando cargábamos cámaras pesadas, trípodes y otro equipo para grabar este video, nos encontramos hechizados por el silencio de este lugar, arrullados en meditación y ensueño. Filmábamos a Eric diciendo sus líneas, luego nos deteníamos a mirar cómo una libélula roja brillante flotaba sobre un lirio de agua. El viento soplaba, creando un desfile de bienvenida de hojas doradas que giraban y se asentaban sobre el mar de pasto verde. Aves amarillas brillantes con alas negras pasaban volando. Flores traslúcidas de flor de mayo de color rosa nos miraban desde las expansiones de pisos de cemento perfectamente lisos donde habían caído. “¡Oh! ¿Estamos grabando? Sí, sí... perdón. ¿En qué estábamos?” Solo podemos imaginar lo que sería pasar una semana entera en los brazos de esta sirena arquitectónica.

Esperamos que disfrutes esta introducción a Hacienda Sac Chich tanto como nosotros hemos disfrutado esta hacienda a lo largo de los años. Ahora que tiene una escalera de caracol y una cancha de bochas, es un poco más sofisticada de lo que solía ser. Pero al final, después de dormir en las sábanas de algodón y maravillarte con las maravillas arquitectónicas, el hecho de que no interfiera en disfrutar la naturaleza que la rodea es una de las cosas que más amamos de ella.

Tanto Hacienda Sac Chich como Casa Sisal están disponibles como rentas vacacionales. Encuentra más información en su sitio web.